PRÓLOGO
Tengo que empezar este borrador biográfico
de José Heras Roldós, reconociendo que es muy difícil conseguir documentos
fidedignos sobre él, aunque poco a poco vayan emergiendo cada vez más.
Prácticamente la totalidad de datos aquí presentados, están perfectamente documentados
y contrastados; pero hay unos pocos sin verificar y otros dudosos. Por lo
tanto, todo este ensayo está sujeto a correcciones, ampliaciones o anulaciones
de unas pocas partes (escasas), no totalmente confirmadas, por falta de autenticidad en
las referencias que las avalan. A medida que vayan apareciendo nuevas
informaciones que así lo aconsejen, se corregirán. De hecho, el principio de esta
experiencia cabía en un folio, basado únicamente en el relato llegado a mis oídos,
en el que yo sólo sabía el apellido de su hijo, que era “un tal Heras, amigo de
la familia”. No sabía si era con hache o sin ella. No sabía si era con el
artículo “Las” o sin él. No sabía si llevaba la preposición y artículo “De Las”
o no llevaba nada. Al ir apareciendo documentos, el borrador se ha ido
ampliando y engrosando. Otrosí digo, y es que si algún lector, dispone de
información o documentación que yo desconozca, agradeceré me la transmita. Este
borrador consta de 73 páginas y la última corrección introducida en él, es de 12 de mayo de 2024.
Este estudio está basado en informaciones publicadas en las hemerotecas del diario La Vanguardia de Barcelona, de la Biblioteca de Prensa Histórica del Ministerio de Educación y Cultura y de la Biblioteca Nacional de España, en su Hemeroteca Digital; en el Archivo Municipal de Barcelona; en los almanaques del Diario de Barcelona de diversos años; en el semanario “El Veraz” de San Juan de Puerto Rico; en la tesis doctoral de Dña. M.ª Concepción Chillón Domínguez, sobre el pintor Ramón Martí Alsina; en el estudio de Dña. María de los Santos García Felguera, de la Universidad Complutense de Madrid, sobre la compañía fotográfica “Napoleón”; en datos de la Historia y Arqueología Marítima de la Fundación Histarmar; en datos obtenidos en el Museo del Archivo Diocesano de la Basílica de Santa María de Mataró; en documentos recogidos en la Universidad de Barcelona; en los Registros Civiles y de la Propiedad de Barcelona y de Ibiza, y en el Registro Civil de Coín (Málaga); en el Registro de “Cementiris de Barcelona”; en el Archivo Histórico de la ciudad de Barcelona (AHCB); en el Ayuntamiento de Barcelona; en el Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, del Colegio de Notarios de Cataluña (AHPB); en el Colegio de Arquitectos de Cataluña; en el Registro General de Ultima Voluntad del Ministerio de Justicia de Madrid; en la Dirección General del Catastro del Ministerio de Hacienda; en el Departamento de Inmigración de los E.E.U.U. de América; en el “Portail National des Archives” del Ministerio de Cultura de la República Francesa; en las páginas de genealogía francesa “Geneanet” y “Filae.com”; en la “Association Catalane de Généalogie” de Perpiñán; en el libro “Els Bofill de Viladrau” de la editorial “El Ciervo 96” y otros. Mención especial merece la “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” (mormones) en la que he obtenido numerosos y valiosísimos documentos, que me han ayudado a estructurar cronológicamente este ensayo.
El origen procede de relatos transmitidos de padres a hijos, concretamente de Adela Bonay Carbó y Federico Heras Sagristá, a los hijos de ambos, Evaristo y Filomena Bofill Bonay, que vivieron y formaron parte de esta historia. De estos, a la segunda esposa de Evaristo, Teresa Mercadé Turdiu y de estos tres, a los hijos de Evaristo Bofill Bonay. La hija mayor de Evaristo, Adela Bofill Usac, contó esta historia familiar de forma pormenorizada a su hijo Alejandro, autor de este trabajo.
Con toda la información fiable, contrastada y documentada, en algunos casos, cabe hacer conjeturas lógicas, a modo de silogismos o proyecciones, ya que de otra forma, sería imposible conocer la trayectoria de D. José Heras Roldós y de las circunstancias que le rodearon; porque con la Ley de Protección de Datos Personales de 1999, es muy difícil (cuando no imposible) a cualquier ciudadano, buscar documentos de sus antepasados y, como digo, no existen muchos escritos públicos sobre este señor, que permitan trazar una biografía perfectamente fiel, amplia y completa de su persona. No está pues, este estudio, absolutamente ajustado a su historia, aunque su intención sea la de ser lo más acertado, documentado y riguroso, con el solo interés de reivindicar su buen nombre, su hidalguía y su generosidad; así como el de reubicarle en su merecido puesto, dentro del ámbito y del árbol genealógico familiar, aunque sus descendientes no lleven su apellido por circunstancias ajenas a él. A falta de que alguien encargue a investigadores o historiadores profesionales, que hagan una biografía oficial del personaje (algo difícil de imaginar, ya que, una vez consumida toda su herencia tangible, existe un interés de la práctica totalidad de sus descendientes biológicos, en olvidar todo lo que tenga que ver con él y con su hijo Federico Heras) este ensayo contiene lo que yo he encontrado y he podido entretejer hasta ahora.
Para comprender un poco al
personaje y sus hechos, continuamente tenemos que hacer el esfuerzo de intentar
retrotraernos a los momentos históricos, políticos, culturales y sociales en que
transcurrió su vida. Si no lo hacemos así, y le miramos como una foto fija a todo
color, hecha en el actual siglo XXI, no comprenderemos nada de él, de sus
actos, ni de las personas que le rodearon. Asimismo, este estudio está plagado
de fechas y datos que, para seguir una lectura cómoda, hay que obviar o pasar
por alto; pero dentro de los cientos que he podido conseguir, los que aquí
aparecen, es porque he creído conveniente no omitir, por si en algún momento
han de servir de apoyo o referencia para posterior búsqueda, y las entradas que aparecen en el blog (65) son una mínima parte de toda esa documentación, que la inserto como muestra escalonada en el tiempo, de la estructura documental en la que está basado este ensayo.
Los números entre paréntesis corresponden a
datos y documentos en mi poder. La (R.F.) entre paréntesis corresponde a relatos
familiares. (C.N.) Certificados de nacimiento. (C.D.) Certificados de
defunción. (T.) Testamentos.
ENSAYO
No se sabe muy bien en qué momento, ni dónde aparece el apellido Heras en España, como ocurre con muchos de los apellidos topónimos antiguos. Hay quien opina que procede de Las Hurdes en Extremadura, o de Guadalajara. Los más, creen que nació en Cantabria, en la Alta Edad Media. Como sea, lo que sí está comprobado, es que hay constancia de que personas con este apellido, habían demostrado su nobleza e hidalguía, en la Real Chancillería de Valladolid, órgano judicial establecido por Enrique II de Castilla en 1371. Aparece este apellido en el libro del “Nobiliario Español”, con esas mismas pruebas de hidalguía. También aparecen ramas de este apellido, ya en la Baja Edad Media, en Galicia, Canarias, Navarra y Aragón. Esta última es, al parecer, la que a nosotros nos interesa. En las tres provincias aragonesas, se pueden encontrar casonas que conservan en sus fachadas, los blasones de los linajes de los Heras y que, aún hoy, están habitadas por sus descendientes. Aquellos eran los Infanzones de Aragón, más tarde llamados Hijosdalgo o Notorios de Sangre. Título nobiliario de rango medio que se heredaba de sus antepasados los Hidalgos, y que difería del de Caballeros Pardos (de inferior categoría) en que este último lo concedía el Rey por privilegio, cuando el anterior se conseguía por antigüedad de linaje y herencia de sus antepasados, en reconocimiento a su valor.
Con toda seguridad, algunos de los Heras se mudaron del Reino de Aragón al Condado de Gerona. Condado primero, Veguería después, que llegó a acuñar moneda propia, pero que desde que Luis II de Francia “el Tartamudo”, se lo concedió a Wifredo el Velloso en el año 878, estuvo siempre unido al de Barcelona. Hasta que Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y Petronila de Aragón, heredera al trono aragonés, contrajeron matrimonio a mitad del siglo XII, en 1150 concretamente (boda que se concertó, cuando ella contaba sólo un año de edad) donde se demuestra ya, la supremacía económica, social y militar del Condado de Barcelona sobre el Reino de Aragón. De esta forma se fundó, lo que vino a llamarse “La Corona de Aragón”. En este siglo XII de gran crecimiento económico en la zona oriental de La Corona, fue cuando se produjo una intensa migración de aragoneses a Cataluña. Como colonos unos, como soldados de fortuna otros, como Caballeros Hidalgos los menos. Habida cuenta que los grandes nobles tenían potestad absoluta en las ciudades, amuralladas en su mayoría, pero no en el resto del territorio, este estaba en poder de los señores feudales, que necesitaban de la contratación de Caballeros e Hidalgos, hombres de armas en su mayoría, para mantener sometido al campesinado (cada vez más indignado por la falta de tierras de labranza) y al resto de vasallos, para que pagaran los tributos. Este es el momento, en que creo que varios de los Heras se mudaron a los Condados de Gerona, Osona y Belasú, como parece desprenderse del estudio de una de las ramas; concretamente de la familia Heras del Puig que nos remonta a 1274 en la construcción de la casa Heras d´Adri (1).
Los Heras, al igual que los nobles de superior rango, disponían de escudo de armas o blasón. Entre ellos, hay uno con dos leones de sable, puestos en palo sobre campo de oro y bordura de gules. Otro que consta de un muro de plata con una estrella de ocho puntas en la parte superior y en campo de sinople. Otro con dos águilas de oro, puestas en palo, sobre campo de sinople también.
El mayor, Francisco de Asís Heras Roldós, nació en Barcelona en 1813. Se hizo cerrajero, como su padre. Falleció con 58 años de parálisis general (sífilis) en noviembre de 1871, siendo soltero.