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ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 1ª PARTE


                                                                         PRÓLOGO

   Tengo que empezar este borrador biográfico de José Heras Roldós, reconociendo que es muy difícil conseguir documentos fidedignos sobre él, aunque poco a poco vayan emergiendo cada vez más. Prácticamente la totalidad de datos aquí presentados, están perfectamente documentados y contrastados; pero hay unos pocos sin verificar y otros dudosos. Por lo tanto, todo este ensayo está sujeto a correcciones, ampliaciones o anulaciones de unas pocas partes (escasas), no totalmente confirmadas, por falta de autenticidad en las referencias que las avalan. A medida que vayan apareciendo nuevas informaciones que así lo aconsejen, se corregirán. De hecho, el principio de esta experiencia cabía en un folio, basado únicamente en el relato llegado a mis oídos, en el que yo sólo sabía el apellido de su hijo, que era “un tal Heras, amigo de la familia”. No sabía si era con hache o sin ella. No sabía si era con el artículo “Las” o sin él. No sabía si llevaba la preposición y artículo “De Las” o no llevaba nada. Al ir apareciendo documentos, el borrador se ha ido ampliando y engrosando. Otrosí digo, y es que si algún lector, dispone de información o documentación que yo desconozca, agradeceré me la transmita. Este borrador consta de 73 páginas y la última corrección introducida en él, es de 12 de mayo de 2024.

   Este estudio está basado en informaciones publicadas en las hemerotecas del diario La Vanguardia de Barcelona, de la Biblioteca de Prensa Histórica del Ministerio de Educación y Cultura y de la Biblioteca Nacional de España, en su Hemeroteca Digital; en el Archivo Municipal de Barcelona; en los almanaques del Diario de Barcelona de diversos años; en el semanario “El Veraz” de San Juan de Puerto Rico; en la tesis doctoral de Dña. M.ª Concepción Chillón Domínguez, sobre el pintor Ramón Martí Alsina; en el estudio de Dña. María de los Santos García Felguera, de la Universidad Complutense de Madrid, sobre la compañía fotográfica “Napoleón”; en datos de la Historia y Arqueología Marítima de la Fundación Histarmar; en datos obtenidos en el Museo del Archivo Diocesano de la Basílica de Santa María de Mataró; en documentos recogidos en la Universidad de Barcelona; en los Registros Civiles y de la Propiedad de Barcelona y de Ibiza, y en el Registro Civil de Coín (Málaga); en el Registro de “Cementiris de Barcelona”; en el Archivo Histórico de la ciudad de Barcelona (AHCB); en el Ayuntamiento de Barcelona; en el Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, del Colegio de Notarios de Cataluña (AHPB); en el Colegio de Arquitectos de Cataluña; en el Registro General de Ultima Voluntad del Ministerio de Justicia de Madrid; en la Dirección General del Catastro del Ministerio de Hacienda; en el Departamento de Inmigración de los E.E.U.U. de América; en el “Portail National des Archives” del Ministerio de Cultura de la República Francesa; en las páginas de genealogía francesa “Geneanet” y “Filae.com”; en la “Association Catalane de Généalogie” de Perpiñán; en el libro “Els Bofill de Viladrau” de la editorial “El Ciervo 96” y otros. Mención especial merece la “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” (mormones) en la que he obtenido numerosos y valiosísimos documentos, que me han ayudado a estructurar cronológicamente este ensayo.

   El origen procede de relatos transmitidos de padres a hijos, concretamente de Adela Bonay Carbó y Federico Heras Sagristá, a los hijos de ambos, Evaristo y Filomena Bofill Bonay, que vivieron y formaron parte de esta historia. De estos, a la segunda esposa de Evaristo, Teresa Mercadé Turdiu y de estos tres, a los hijos de Evaristo Bofill Bonay. La hija mayor de Evaristo, Adela Bofill Usac, contó esta historia familiar de forma pormenorizada a su hijo Alejandro, autor de este trabajo.

   Con toda la información fiable, contrastada y documentada, en algunos casos, cabe hacer conjeturas lógicas, a modo de silogismos o proyecciones, ya que de otra forma, sería imposible conocer la trayectoria de D. José Heras Roldós y de las circunstancias que le rodearon; porque con la Ley de Protección de Datos Personales de 1999, es muy difícil (cuando no imposible) a cualquier ciudadano, buscar documentos de sus antepasados y, como digo, no existen muchos escritos públicos sobre este señor, que permitan trazar una biografía perfectamente fiel, amplia y completa de su persona. No está pues, este estudio, absolutamente ajustado a su historia, aunque su intención sea la de ser lo más acertado, documentado y riguroso, con el solo interés de reivindicar su buen nombre, su hidalguía y su generosidad; así como el de reubicarle en su merecido puesto, dentro del ámbito y del árbol genealógico familiar, aunque sus descendientes no lleven su apellido por circunstancias ajenas a él. A falta de que alguien encargue a investigadores o historiadores profesionales, que hagan una biografía oficial del personaje (algo difícil de imaginar, ya que, una vez consumida toda su herencia tangible, existe un interés de la práctica totalidad de sus descendientes biológicos, en olvidar todo lo que tenga que ver con él y con su hijo Federico Heras) este ensayo contiene lo que yo he encontrado y he podido entretejer hasta ahora.

   Para comprender un poco al personaje y sus hechos, continuamente tenemos que hacer el esfuerzo de intentar retrotraernos a los momentos históricos, políticos, culturales y sociales en que transcurrió su vida. Si no lo hacemos así, y le miramos como una foto fija a todo color, hecha en el actual siglo XXI, no comprenderemos nada de él, de sus actos, ni de las personas que le rodearon. Asimismo, este estudio está plagado de fechas y datos que, para seguir una lectura cómoda, hay que obviar o pasar por alto; pero dentro de los cientos que he podido conseguir, los que aquí aparecen, es porque he creído conveniente no omitir, por si en algún momento han de servir de apoyo o referencia para posterior búsqueda, y las entradas que aparecen en el blog (65) son una mínima parte de toda esa documentación, que la inserto como muestra escalonada en el tiempo, de la estructura documental en la que está basado este ensayo.

   Los números entre paréntesis corresponden a datos y documentos en mi poder. La (R.F.) entre paréntesis corresponde a relatos familiares. (C.N.) Certificados de nacimiento. (C.D.) Certificados de defunción. (T.) Testamentos.


 

                                                                           ENSAYO

 

   No se sabe muy bien en qué momento, ni dónde aparece el apellido Heras en España, como ocurre con muchos de los apellidos topónimos antiguos. Hay quien opina que procede de Las Hurdes en Extremadura, o de Guadalajara. Los más, creen que nació en Cantabria, en la Alta Edad Media. Como sea, lo que sí está comprobado, es que hay constancia de que personas con este apellido, habían demostrado su nobleza e hidalguía, en la Real Chancillería de Valladolid, órgano judicial establecido por Enrique II de Castilla en 1371. Aparece este apellido en el libro del “Nobiliario Español”, con esas mismas pruebas de hidalguía. También aparecen ramas de este apellido, ya en la Baja Edad Media, en Galicia, Canarias, Navarra y Aragón. Esta última es, al parecer, la que a nosotros nos interesa. En las tres provincias aragonesas, se pueden encontrar casonas que conservan en sus fachadas, los blasones de los linajes de los Heras y que, aún hoy, están habitadas por sus descendientes. Aquellos eran los Infanzones de Aragón, más tarde llamados Hijosdalgo o Notorios de Sangre. Título nobiliario de rango medio que se heredaba de sus antepasados los Hidalgos, y que difería del de Caballeros Pardos (de inferior categoría) en que este último lo concedía el Rey por privilegio, cuando el anterior se conseguía por antigüedad de linaje y herencia de sus antepasados, en reconocimiento a su valor.

   Con toda seguridad, algunos de los Heras se mudaron del Reino de Aragón al Condado de Gerona. Condado primero, Veguería después, que llegó a acuñar moneda propia, pero que desde que Luis II de Francia “el Tartamudo”, se lo concedió a Wifredo el Velloso en el año 878, estuvo siempre unido al de Barcelona. Hasta que Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y Petronila de Aragón, heredera al trono aragonés, contrajeron matrimonio a mitad del siglo XII, en 1150 concretamente (boda que se concertó, cuando ella contaba sólo un año de edad) donde se demuestra ya, la supremacía económica, social y militar del Condado de Barcelona sobre el Reino de Aragón. De esta forma se fundó, lo que vino a llamarse “La Corona de Aragón”. En este siglo XII de gran crecimiento económico en la zona oriental de La Corona, fue cuando se produjo una intensa migración de aragoneses a Cataluña. Como colonos unos, como soldados de fortuna otros, como Caballeros Hidalgos los menos. Habida cuenta que los grandes nobles tenían potestad absoluta en las ciudades, amuralladas en su mayoría, pero no en el resto del territorio, este estaba en poder de los señores feudales, que necesitaban de la contratación de Caballeros e Hidalgos, hombres de armas en su mayoría, para mantener sometido al campesinado (cada vez más indignado por la falta de tierras de labranza) y al resto de vasallos, para que pagaran los tributos. Este es el momento, en que creo que varios de los Heras se mudaron a los Condados de Gerona, Osona y Belasú, como parece desprenderse del estudio de una de las ramas; concretamente de la familia Heras del Puig que nos remonta a 1274 en la construcción de la casa Heras d´Adri (1).

   Y de esas Veguerías fueron migrando al resto de Cataluña, donde el apellido Heras es bastante común, ya que, además de estos Heras con más de ocho siglos de antigüedad en Cataluña, durante los siglos XIX y XX, en estas provincias catalanas se han instalado muchas familias Heras, procedentes de otras partes del territorio nacional.

   Los Heras, al igual que los nobles de superior rango, disponían de escudo de armas o blasón. Entre ellos, hay uno con dos leones de sable, puestos en palo sobre campo de oro y bordura de gules. Otro que consta de un muro de plata con una estrella de ocho puntas en la parte superior y en campo de sinople. Otro con dos águilas de oro, puestas en palo, sobre campo de sinople también.

   El de los Heras de Zaragoza tenía dos lobos de azur, puestos en palo, sobre campo de oro y bordura de gules. La mayoría de estos títulos nobiliarios, se fueron perdiendo en el siglo XVIII con la Ilustración y la llegada de los Borbones, al tener que pagar a la Hacienda Pública por trasmitirlos a los descendientes.    
   Una vez ubicados, para ver con perspectiva de pasado al personaje, podemos dedicarnos a su persona, sobre la que repito, se dispone de poca documentación, entre otras cosas, porque si de algo se puede estar seguro, es de su discreción, su señorío y buenas maneras. Además, los pocos documentos existentes, tuvieron que sobrevivir a una quema de conventos en 1835 y a una guerra civil, un siglo más tarde, con quema de iglesias y bombardeo de instituciones, que dejaron al país sin la mitad de documentos históricos que, en mi caso, me ha imposibilitado conseguir alguno de ellos, por haberse destruido. 
   Nacido José Heras i Roldós en la ciudad de Barcelona, en el seno de una familia católica. Hijo de Antonio Heras. Cerrajero barcelonés que nació a finales del siglo XVIII, probablemente al empezar la década de 1790. Antonio estaba casado con la señora Gracia Roldós, de la familia Roldós, de Vilassar de Mar, en la costa cerca de Barcelona a unos 7 Km. al sur de Mataró. Antonio Heras tenía una hermana mayor: Josefa. Nació alrededor de 1775, y casó con Francisco Mitjavila Basté en enero 1797. La familia Heras, estaba emparentada también con las familias Vila, Badía y Abellá. Todas estas familias, poseían terrenos de labranza en las afueras de Barcelona, camino de la cercana población de Vila de Gràcia, heredados de generaciones anteriores y arrendados a aparceros, o trabajados por ellos mismos, como en el caso de algún Mitjavila. Para hacernos una idea del momento histórico en que nació Antonio Heras, basta recordar que, en esa década, Luis XVI, rey de Francia y de Navarra y su esposa María Antonieta de Austria, fueron guillotinados después del asalto a las Tullerías, proclamándose la Primera República Francesa. O un poco más cerca, aquí en España, D. Manuel Godoy, personaje turbio y conspirador donde los haya (apodado irónicamente "Manolo Primero" por su relación con la reina) de origen hidalgo también, como Primer Ministro y Secretario de Estado de Carlos IV (el rey cornudo) iba preparando el terreno, para que Napoleón Bonaparte nos invadiera en 1808 y obligara a Carlos IV, junto a su hijo Fernando VII "El Felón", a abdicar en favor de su hermano José I Bonaparte, más conocido como “Pepe Botella”. Todo lo cual condujo al debilitamiento en nuestras Colonias de ultramar, por incapacidad y vacío de poder en la Metrópoli. 
   Según consta en su certificado de defunción, José Heras Roldós nació en Mataró en el segundo semestre de 1824, o primero de 1825. Efectuada una rigurosa búsqueda en los Libros Sacramentales de la Basílica de Santa María, única iglesia existente esos años en Mataró, entre los años 1810 y 1850, los resultados han sido negativos. Comprobando así mismo, que no faltan inscripciones de ninguno de los años rastreados. En sus testamentos y en el resto de documentos a él referidos dicen, sin embargo, que era natural y vecino de la ciudad Barcelona. Por lo tanto, podemos concluir que la naturaleza inscrita en su certificado de defunción es errónea. Quien compareció en el Juzgado para informar de la defunción y dar los datos del difunto, no fue un familiar ni un amigo; fue D. Manuel Lucas empleado de la Funeraria Ferrán de la calle de La Paja 8, donde se compró su ataúd y se encargaron de todos los actos y trámites para el sepelio, por lo que es muy posible el error. En la inscripción de su boda, realizada el día 23 de diciembre de 1848, además de insistir en que es natural de Barcelona, dice que tiene 24 años, por lo que, con toda seguridad, podemos aseverar que nació en la ciudad de Barcelona la segunda mitad del año 1824.
   Era el cuarto de cinco hermanos: Francesc d´Assís, Esteva, Matilde, Josep y María del Carme (2).

   El mayor, Francisco de Asís Heras Roldós, nació en Barcelona en 1813. Se hizo cerrajero, como su padre. Falleció con 58 años de parálisis general (sífilis) en noviembre de 1871, siendo soltero.

   Su segundo hermano, Esteban Heras Roldós, nacido en 1820. De profesión carpintero, casó con la señora Ana Vallcorba Rogés en 1845. Con ella tuvo, al menos, seis hijos: Rosa, nacida en 1845 y fallecida en 1907, soltera. Francisco, nacido en abril de 1847, casado con María Mérida (natural de Granada) y fallecido en febrero de 1891 de parálisis general. Enrique Ramón Joaquín, nacido en Barcelona en octubre de 1848 y fallecido de niño. Joaquina, nacida en 1852 y fallecida en 1856 con tres años y medio. El segundo Enrique, nacido en 1854 en San Gervasio de Cassolas, agente teatral primero, comerciante después. Casado con Antonia Domenech Puig. Falleció en Barcelona de fiebres tifoideas con 38 años, dos días antes que su padre Esteban y en el mismo domicilio, en el mes de agosto de 1892. Los funerales por ambos se celebraron el 8 de agosto en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en la Diagonal. El sexto y último hijo de Esteban fue Antonio (en la familia se le conocía por su tercer nombre de Ramón) nacido en octubre de 1859, actor de teatro (3) (4) casado con María Durán y fallecido en marzo de 1909 (5) (6). Esteban Heras Roldós falleció de cáncer de estómago en 1892, con 72 años, siendo ya viudo desde hacía cinco años.
   La tercera hermana de José: Matilde Heras Roldós, nació en 1822. Casó en 1858 con José Urell Turuñó, carpintero. Con él tuvo dos hijas: Gracia, nacida en 1858, casada con Vicente Badía Ribas, y Carmen, nacida en 1863, casada con Napoleón Fernández Tiffon. Matilde Heras Roldós falleció de pulmonía en 1901, con 79 años, siendo ya viuda hacía diecisiete años. 
   La hermana más joven de los cinco, María del Carmen Heras Roldós, nació en el año 1834 y falleció siendo soltera, en abril de 1886, de una afección orgánica del corazón. 
  José fue el más longevo de los cinco. Cuando nació, hacía diez años que se había expulsado de España, al gabacho invasor.
  En el curso académico 1840-1841, con 17 años, recibió un premio entre los alumnos del primer año en la Universidad de Literatura e Historia de Barcelona (7). Su primera profesión fue la de cerrajero igual que su hermano mayor y su padre. La ejerció hasta los 38 años, con una etapa intermedia, en la que se vio obligado a trabajar de jornalero y, por lo visto, con ciertos aprietos económicos. Ubicándonos de nuevo en la década de su nacimiento, podemos citar, entre otros hechos, la invención de la fotografía y la declaración de independencia de las colonias de Venezuela, Perú, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Méjico entre otras.  
   Para conocer parte de la procedencia del patrimonio de los hermanos Heras Roldós, basta con entrar en el Registro Histórico de la ciudad de Barcelona (8) donde, el 5 de diciembre de 1857, consta en el catálogo de fondos privados y personales, con el número de registro municipal RM.82, que los hermanos Heras se ven obligados, por expropiación forzosa, a vender con carácter perpetuo, unos terrenos heredados de su padre, Antonio Heras. Se los venden a la sociedad anónima “Camí del Ferro del Centre” (también llamada Sociedad Anónima del Ferrocarril del Centro) sección de Barcelona a Mataró. Por esta expropiación obtuvieron el 3% de su valor. Los terrenos eran colindantes con la Riera d´en Malla;

ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 2ª PARTE


   Cuentan los relatos familiares, que José Heras Roldós y Antonio Bonay Torner eran vecinos (está comprobado que así fue: en el distrito de La Audiencia). Sus hijos Federico Heras y Adela Bonay, se llevaban cuatro años de diferencia. Cuando ambos eran jóvenes, se conocieron y se enamoraron. Tanto que pretendieron casarse y así se lo expusieron a los padres de ella. La negativa del Sr. Bonay fue rotunda y las ilusiones de los jóvenes se vieron frustradas. El padre de Adela, que no había encontrado mejor partido para ella, tenía la boda de su hija planificada con el hijo de un concejal de su mismo partido político. El concejal Bonay y el concejal Bofill creían que, con la ayuda de ambos, Evaristo Bofill Pichot tenía asegurado un puesto político en el Partido Liberal, y por lo tanto en el Ayuntamiento. De esta forma todo quedaba en casa. El viejo concejal Bofill i Bassas no iba a permitir que su rico colega Bonay, faltara a su acuerdo, porque ya daba por colocado a su hijo mayor Evaristo: “Quid pro quo”. Favores políticos a cambio de favores familiares.
   Hay que tener en cuenta que, así como el Sr. Bonay tenía a toda su prole bien colocada, el Sr. Bofill, sólo estaba haciendo carrera notoria de uno: de José María. Porque su hija Asunción Bofill Pichot se casó con un poeta, que sin que eso fuera una deshonra, sí era algo modesto para sus aspiraciones. A Matilde Bofill Pichot consiguió casarla con Emilio Pichot i Selva, el hermano de su mujer. O sea, tío de ella. Acababa de llegar de Buenos Aires, donde regresaron juntos durante un tiempo después de casarse, antes de volver a establecerse definitivamente en Barcelona. Él tenía veinte años más que ella. Tuvieron seis hijos; pero una vez casada, ella fue protagonista de una preciosa historia de amor, con un antiguo novio, que acabó en suicidio, por parte del novio. El otro hijo, Jacinto Bofill Pichot, casó con Bernardina Prat i Millé, un matrimonio sin nada especial que destacar, con dos hijos. Y la otra hija, Elisa Bofill Pichot, se quedó soltera. Vivía con su hermana Asunción y se hizo cantante de ópera. Por eso y porque en ese momento, económicamente, el concejal Bofill i Bassas estaba varios escalones por debajo del Sr. Bonay, es por lo que el concejal Bofill deseaba colocar a su hijo mayor Evaristo. A todas estas circunstancias, había que añadir la fama de crápula, mujeriego y vividor que tenía en todo Barcelona, el joven y guapo Federico Heras Sagristá. El Sr. Bonay tenía claro que Adela, su ojito derecho, no se iba a casar con Federico, por más que esta se empeñara y discutiera con él. Hay que tener presente que Adela era una mujer de carácter, a la que no le gustaba que dieran órdenes. Como todas las Bonay: bajitas y con mucho carácter. Ahí va la perla que le dedica uno de sus descendientes a Josefa Centena Bonay, sobrina de Adela: “Tenía mucha personalidad y carácter, pese a su pequeña alzada, sólo 1,50 metros, era la que, como se dice popularmente: llevaba los pantalones de la casa. Ella siempre decía que en el bote pequeño, está la buena confitura” (65). Todas estas discusiones y peleas con su padre, debieron provocar el compromiso de boda con el hijo de su colega Bofill, de carácter completamente opuesto al de Adela. Evaristo era más bien apocado. De personalidad débil y totalmente influenciable por sus padres. Se casaron en la parroquia de Santa Mª del Mar, la primavera de 1881, inscribiendo su matrimonio en el Registro Civil del Ayuntamiento, el día 9 de abril del mismo año (cuatro años más tarde que Federico Heras). Evaristo y Adela escrituraron unas capitulaciones matrimoniales leoninas, que aseguraban al padre de Adela, que su yerno no se iba a aprovechar de las condiciones económicas de su hija (65c). No se imaginaba el viejo Bonay, que quien arruinaría a su hija, no iba a ser el marido (T.A.B.C.).
 

ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 3ª PARTE

 



    Pero volvamos atrás en el tiempo, y situémonos en la separación de Evaristo Bofill i Pichot y Adela Bonay. Con la ayuda económica de sus padres, Evaristo se fue a vivir a la calle del Carmen nº 12 (C.N. E.B.B.). Adela se quedó con Federico, en su casa de la calle Bailén 70 piso 1º-1ª, donde nació Filomena. Los últimos días del embarazo y parto de Joaquina el año 1889, y de Adelita el año siguiente, Adela se desplazó temporalmente a la calle Cortes 372- 3º (bloque propiedad de los Bonay a escasos 100 metros de su domicilio) para estar cerca de su madre, que vivía en el primer piso, quedándose Federico en la casa de Bailén. En el año 1891, el día que falleció la niña Joaquina, Adela estaba con Federico en su piso de Bailén (67) (C.D. J.B.B.).
   En España, dependiendo de las circunstancias familiares y económicas, había once clases de cédulas personales de identificación, que cambiaban todos los años. La 1ª pertenecía a las grandes fortunas, como podían ser los marqueses de Comillas, las familias Xifré, Remisa, Vidal-Quadras, Safont o los Güell. José Heras era muy rico, pero no llegaba a la 1ª, tenía la clase 2ª, igual que su amigo el abogado Narciso Verdaguer. Antonio Bonay Torner y Jacinto Bofill Bassas tuvieron la 4ª, igual que el doctor Agustín Farriols y el juez Antonio Codorníu; y así sucesivamente hasta llegar a la número 11ª, la última de la numeración y la más abundante, entre quienes se encontraba Francisca Farriols Anglada, antes de heredar de su suegro José; los siguientes ya eran “los pobres de solemnidad, religiosas de clausura o clase de tropa” (sic) que estaban dispensados de sacarla (68). No sé exactamente qué clase de cédula personal tenía Adela el año de su separación, pero cuando se casó en 1881, tenía la 6ª; después de heredar de su padre el efectivo y la mitad del bloque de Bailén, debió de subir al menos una clase; tres años después de separarse de Bofill, en el año 1888, ya había descendido a la 8ª y sólo seis años después, en 1894, tenía la última: la 11ª. O sea que, en 1894, con poco más de nueve años de convivencia, su amado Federico la había arruinado totalmente.

ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 4ª PARTE

 


    Los domicilios que conocemos de Adela, por los documentos que han salido hasta ahora, son sólo dos. El de la calle Cortes 442, principal 2ª. Un piso de 87 metros (74) que fue donde falleció en 1913 (C.D. A.B.C.) y el de la calle Bailén 70-1º. Esta finca  la compró Antonio Bonay Torner para sus hijos, ya que Adela tenía la mitad y su hermano Joaquín la otra mitad, hasta que esta segunda salió a subasta, y su hermano mayor José pujó por ella y se la adjudicó. José Bonay pidió un permiso de obras al Ayuntamiento el año 1897 para este edificio, cuando él estaba viviendo en la calle Mallorca 424, y pidió otro en 1908. En abril del año 1897 el juez del distrito de Universidad (Ensanche) dicta una cédula de requerimiento que aparece en prensa, para que Adela presente los títulos de propiedad de la casa número 70 de la calle Bailén, y que ha sido embargada en el juicio promovido por D. Gumersindo de Cosso i de Rosa, militar, comerciante y “amigo de confianza” que fue de Adela (75).
   El nombre de este señor aparecerá también, más adelante, en los testamentos de José Heras y de la propia Adela Bonay. Lo único que el juzgado conoce de Adela al citarla, es el nombre de su legítimo consorte: D. Evaristo Bofill i Pichot. Tres meses más tarde, el día dos de julio, al no presentarse en el Juzgado ni saber de su paradero, el juez la declaró en rebeldía, y ordenó ejecutar el embargo por una deuda de cuarenta y ocho mil pesetas, más mil doscientas de intereses, a las que había que añadir las costas. El día 8 octubre de ese año, D. Gumersindo Cosso ya aparece como propietario de la casa, en un documento del Ayuntamiento. Ese día, “alguien” le denuncia al “Cuerpo de Porteros de Vara” por construir ilegalmente un cuarto en el terrado, que sirva de depósito de agua. El portero de vara del distrito pasó la denuncia al Ayuntamiento, que lo declaró ilegal. En marzo del año siguiente, el Ayuntamiento le ordenó el derribo de dicho cuarto. Ocho meses después, D. Gumersindo no ha cumplido la orden, y el Ayuntamiento le apercibe con ser derribado a su costa por las brigadas del municipio, además de una multa. Don Gumersindo recibe y firma todas las notificaciones que le manda el Ayuntamiento, pero no hace ni caso. En enero de 1900, el Ayuntamiento le da otra oportunidad y al no aprovecharla, en febrero, le impone una multa de 50 pesetas, sin perjuicio de la orden de derribo que ha de cumplir. La multa se la comunica cuando ya se ha ido a vivir a la calle Aviñó 20 entresuelo, después de vivir unos meses en el 1º de la calle Pasaje nº 6. La casa de Bailén donde había vivido Adela, la puso en alquiler. Adela se marchó a Madrid donde vivió, por lo menos, hasta el año 1905 (76) en que sigue constando como propietaria de algún piso en alquiler en el 70 de Bailén (se marcha a Madrid, o dice que se marcha a Madrid, para esquivar acreedores. Por esas fechas, su hermano José Antonio tenía un piso vacío en la calle Arrabal nº 35 de San Gervasio de Cassolas)(76c y d). Adela fue propietaria de algún piso en alquiler hasta 1906 ó 1907, llevándole los trámites su procurador de la calle Barbará 24. En 1898, D. Venancio Mir demandó a multitud de propietarios del Ensanche, entre otros a Adela, en virtud de unas escrituras del año 1775, pretendiendo apropiarse de casi la mitad de edificios

ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 5ª PARTE

 

   El 28 de junio de 1914, cuando Evaristo Bofill Bonay estaba a punto de cumplir 20 años, en Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) es asesinado el Archiduque Francisco Fernando, heredero al trono de Austria. Este atentado llevó al Emperador Guillermo II de Alemania, a salir en auxilio de su aliada Austria, e hizo que comenzara así la llamada Gran Guerra, o Primera Guerra Mundial. Para entonces Evaristo Bofill Bonay estaba estudiando Ciencias Químicas en la Universidad de Barcelona y viviendo con su padre Federico Heras en la calle Rosellón 166, 4º piso. Cuatro meses después del final de la Gran Guerra, el 19 de marzo de 1919 (83) se casó con su primera esposa Joaquina Usac Mutós, en la iglesia de Nuestra Señora de la Bonanova.

   Bendijo la unión, el Rvdo. P. Francisco de Barbens (capuchino). A la novia la llevó al altar su concuñado Antonio Biarnés Vila, ya que el padre de Joaquina había fallecido tres años antes. Fue padrino del novio, su profesor el Dr. D. José Pascual Miralles. Tampoco fue padrino el Sr. Bofill i Pichot, que seguía gozando de muy buena salud. Evaristo B. Bonay y Joaquina Usac, tuvieron una niña y un varón: Adelina o Adela (así llamada por la madre de él) y Santiago (por el hermano de ella, fallecido de viruela en marzo de 1903, cuando contaba con cinco años y ella tenía siete). Al quedar viudo, Evaristo contrajo segundas nupcias con Teresa Mercadé Turdiu, el día 7 de noviembre de 1925 quien, a los veintitrés días del matrimonio, le dio a su primer hijo: Federico (así llamado por razones obvias). Más tarde le dio otros nueve hijos, seis varones y tres niñas. A ninguno de los varones le puso de nombre “Evaristo”, el

ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 6ª PARTE

 



Puntos a observar en este testamento:
1º)   El ya mencionado, de que José dice “nietos”, en plural y en varias ocasiones. ¿A qué nietos se refiere si Francisca Farriols no tuvo hijos? Habida cuenta que la finca de Riera Alta 50-52 y la del 54-56, las obtuvieron Filomena y Evaristo Bofill Bonay a título de herencia de su abuelo, según consta en las inscripciones del Registro de la Propiedad: saque el lector sus conclusiones, respecto a la paternidad de Filomena. Sobre la de Evaristo, hasta estos últimos años, nunca hubo dudas. Por supuesto, la otra hija de Adela Bonay, Caridad, no recibió ni una peseta. Esta, no tenía nada que ver con su hijo Federico. Caridad era hija biológica de Evaristo Bofill i Pichot, igual que su hermano fallecido Antonio María. Y José siempre lo supo.
2º)   Federico impugna el testamento nada más conocerlo, aun y habiéndolo prohibido expresamente su padre. Ya en los testamentos de 1902 y de 1896, todo lo referente a los recibos, pagarés y deudas de Federico, José lo expone exactamente igual. O sea, que al menos diecisiete años antes de morir, José ya había decidido desheredar a su único hijo Federico. Y en mi opinión Federico lo sabía, por eso en los últimos años de sus vidas no se trataron. En el inventario del testamento de José, Narciso Verdaguer dice que Federico sólo tenía relaciones con su padre por medio de él.
   José no le pidió a su hijo, ni que se encargara de sus honras fúnebres. La única familia que José tuvo a su lado los últimos años de su vida, y en el momento de su muerte, fue su hija política Francisca Farriols y sus tres amigos. Federico también intentó quedarse con la parte de su, todavía esposa Francisca Farriols. Hay que tener en cuenta que en esa época, los maridos eran los administradores de los bienes de sus esposas, que debían de obtener el permiso de sus maridos para poder testar o heredar. Cuando los tres amigos de José, vieron la estrategia de Federico, a través de los contactos de uno de ellos, el juez Antonio Codorníu, a los cuarenta días de fallecer José, Francisca Farriols obtuvo el divorcio y nulidad judicial, de su matrimonio con Federico Heras. El único resquicio legal que existía a principios del siglo pasado, para conseguir una nulidad matrimonial, era declarar que el dicho matrimonio no había sido consumado o que el otro cónyuge había cometido adulterio “con escándalo y habitualidad”. Con toda seguridad, eso fue lo que alegó Francisca, siguiendo los consejos del juez Antonio Codorníu y del abogado Narciso Verdaguer, los dos amigos y herederos de confianza de José Heras. Sin embargo, en algunas publicaciones e incluso en su esquela, se presentaba como “viuda de Heras”, lo que me lleva a persar que lo de su divorcio no fue público, por la vergüenza social que eso podía significar.

ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 7ª PARTE

  

    Ni Filomena ni Evaristo, conocieron las últimas voluntades que su abuelo José había trasmitido a los herederos de confianza, hasta que estos se lo comunicaron porque, entre otras cosas, dudo que Adela permitiera a sus hijos ir a ver al “tacaño” de su abuelo, ni que tuvieran ninguna relación con él. Con su padre Federico, sí tenían trato y le llamaban “papá”. Pero con el abuelo, no creo que tuvieran ni el más mínimo roce, aunque José sí sabía perfectamente, cuáles eran los nombres de sus nietos, donde vivían y todo lo referente a sus vidas. Esa herencia les vino a los hermanos Filomena y Evaristo Bofill Bonay, como maná caído del cielo.
   Narcís Verdaguer i Callís falleció el cinco de abril de 1918 (96) y Agustín Farriols i Anglada, el 7 de diciembre de 1925 (97) cuando todavía quedaba la finca de Riera Alta nº 48, a nombre de los tres herederos de confianza. Después de fallecer la usufructuaria Francisca Farriols en 1930, el único heredero de confianza que quedaba vivo, era el juez Antonio Codorníu Tarrés. Éste, junto al abogado Francisco Milá Guilamany, que es el suplente designado por José, vendieron en junio de 1932, ese bloque que quedaba de la propiedad de José Heras, al matrimonio Juan Estruch Torner y Teresa Suñol Gibert, residentes en Suiza, por la cantidad de ciento cuarenta mil pesetas en escritura, más diez mil seiscientas veinticinco pesetas, que le pagan a la Hacienda Pública. Este matrimonio, a los dos años, lo vendió a una tercera persona, por la cantidad de ciento cuarenta y dos mil quinientas pesetas en escritura.   
    Al recibir su herencia, los hermanos Bofill se pasaron cuatro años pidiendo créditos hipotecarios, avalados por sus dos bloques. El uno ya entregado en plena, el otro todavía en nuda propiedad. En febrero de 1921, le venden a Don Jaime Tarradellas Rovira el número 54-56 de su plena propiedad, por noventa y cinco mil pesetas, de las cuales se entregan treinta mil en el momento de la escritura, y las otras sesenta y cinco mil, se las retiene el comprador en su poder, para el pago de los créditos que tenían concedidos los hermanos Bofill Bonay, sobre esta finca 54-56 y sobre la 50-52. El día 11 de diciembre de 1936, fallece D. Jaime Tarradellas, dejando de usufructuaria a su esposa D.ª Antonia Ayet i Colom, y la nuda propiedad a su hija Mercedes Tarradellas Ayet. El bloque de Riera Alta 50-52, fue el único que quedó de la herencia de su abuelo, en poder de los hermanos Bofill Bonay, como nuda propiedad ya que el usufructo permanecía todavía en poder de Francisca Farriols.

ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS. 8ª PARTE


   No quiero terminar esta semblanza de José Heras Roldós, sin hacer un pequeño comentario sobre dos personas coetáneas suyas, y también mías por haberse solapado en el tiempo, y que José pudo haber conocido igual que yo, aunque no tengo constancia de ello: Evaristo Bofill Bonay. Mi abuelo, “el Pape”, era una fuente de sabiduría y un derroche de amor hacia sus hijos y nietos, aunque siempre fue un Bonay. Si tuviera que compararlo con una fruta, yo diría: “una naranja”. Debajo de la piel amarga está lo bueno, pero hay que saber pelarla. Me dio muchísimos consejos. En los que seguí, me fue siempre bien. Es algo que le debo. La otra persona es su hermana Filomena Bofill Bonay, “la Titamena”. Mi abuela adoptiva. Una Bonay de raza y de cuerpo entero. Nunca le perdoné que siempre se olvidara de traer el monito, que había comprado para nosotros, en el zoo de Barcelona. Aquellos niños de entonces, habíamos visto la película de Tarzán, y nos habíamos quedado prendados de la mona Chita. La Titamena, que vivía en Barcelona y venía a Ibiza muy a menudo, a ver a toda la familia, pero en especial a sus hijos adoptivos Adela y Santiago Bofill Usac, supo cómo hacer que los niños esperásemos su vuelta con ilusión. Nada más marcharse, contábamos los días que faltaban para que regresara con el monito. Y cuando volvía… otra vez se lo había dejado olvidado en el balcón. Con nosotros era dulce y tierna, como el algodón de azúcar.

    Yo sé que llevo sangre Heras y el segundo apellido de mi filiación es Bofill. Creo que de ambas cosas debemos sentirnos orgullosos todos; porque lo que he descubierto en este trabajo, que me ha obligado a meditar mucho, es que no puedes renunciar a la Historia, a tu sangre ni a tus ancestros. Exactamente igual de orgullosos, que debemos sentirnos de uno de nuestros trastatarabuelos que ejerció el oficio de "ropavejero" en Lérida, a mediados del siglo XIX. O sea, que vivía de recoger trapos viejos y ropas usadas por las calles y vertederos de basura, para venderlos de segunda mano, y no creo que llegara a oír hablar de Ramón y Cajal ni de los Pichot, ni creo tampoco que le preocurara mucho la existencia del uno ni de los otros. O de mis bisabuelos de la otra parte de mi sangre (fuera de Cataluña, también hay vida): "los Lourenço", a quienes el hambre obligó a salir de Mondrões, una pequeña aldea al norte de Portugal, para embarcarse en verano de 1890, hacia las fazendas de cafetales en São Paulo (Brasil), para ocupar los puestos que los esclavos negros (libertos dos años antes) no querían seguir ocupando; trabajando de sol a sol por un impúdico y raquítico salario, siendo tratados por el gobierno paulista y por los propios fazendeiros, igual que se trataba a los africanos antes de que la Ley Áurea aboliera la esclavitud. O, no mucho más lejos en el tiempo, mi propio padre, que en el primer tercio del siglo pasado, tuvo que cuidar cerdos durante años, para poder salir de esa esclavitud brasileña y venirse a España (tema que nunca eludió, ni del que se avergonzó al preguntarle). Gracias a todos ellos, hoy estoy aquí escribiendo estas líneas dedicándoles mis recuerdos, y agradeciéndoles su sacrificio. En el caso que nos ocupa, el trío Heras-Bonay-Bofill, no creo que haya nada que ocultar, ni nada de qué avergonzarse. Todo lo que se observa, son reacciones humanas. Más o menos primarias. Más o menos controladas o meditadas. Más o menos aceptadas por la colectividad, pero humanas todas ellas. Yo no soy quién para juzgar los actos de un antepasado, aunque fueran socialmente rechazables en su momento. Sobre todo, cuando me he beneficiado de sus méritos y exijo no pagar sus culpas. Por todo lo aquí expuesto concluyo: que el Sr. Bofill i Pichot me dio su apellido, Federico Heras fue mi bisabuelo, Adela Bonay mi bisabuela, José Heras mi tatarabuelo y Agustina Sagristá mi tatarabuela, punto.

CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN DE JOSÉ HERAS ROLDÓS

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ARXIU HISTÒRIC DE LA CIUTAT DE BARCELONA (FONS PRIVATS-FONS PERSONALS)

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Venta de terrenos a M.M.V. y a Josep Matheu i Jacas

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La Campana de Gracia (colaboraciones para heridos guerra de Cuba)

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Instancia solicitando amortización e intereses deuda San Martín

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Legalización láminas Deuda de San Martín

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Josep Pla. Gaudí- Notes. La Misèria

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Adjudicación obra de alcantarillado calle del Rosal

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Construcción de pasos adoquinados en Hostafranchs

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Obras en Riera d´en Malla. Heras y Font i Mariajes

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José Heras Sagristá certificado defunción

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"Hemeroteca digital". Anuario del comercio de 1911. J.H.R. contratista

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"La Esquella de la Torratxa" 26-2-1881. Font y Mariajes

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Juan Font Sangrá sentencia.

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Narcis Verdaguer Callís boda con Francisca Bonnemaison

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Alegato del defensor de F. Ferrer i Guardia

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Agustín Farriols Anglada. "La Vanguardia" 27-12-1903

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Antonio Codorníu Tarrés. "La Vanguardia". 12-4-1924

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Enriqueta Heras Sagristá. Certificado de defunción

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Fermín Sagristá Salomó en La Vanguardia 25-3-37

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Federico Heras Sagristá en "La Dinastía" 2-3-1898. B.N.E.

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Federico Heras Sagristá en "La Dinastía". 7-7-1898. B.N.E.

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Evaristo Bofill i Pichot funda Compañía. Colegio de notarios de Cataluña AHPB

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Evaristo Bofill i Pichot vende patrimonio. "La Vanguardia" 11-5-1892

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Antonio Bonay Torner concejal. "La Convicción" B.N.E. 16-12-1871

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Antonio Bonay Torner concejal en 1877. Almanaque del diario de Barcelona B.N.E. 10-2-1877

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Antonio Bonay y Jacinto Bofill concejales. 1881 Biblioteca virtual de prensa

   🚩  REFERENCIA EN LA 1ª PARTE


 

Francisca Farriols Anglada divorciada. Inventario herencia José Heras Roldós


Evaristo Bofill Pichot y Adela Bonay Carbó. Capitulaciones matrimoniales Pág 9 y 10

   🚩  REFERENCIA EL LA 2ª PARTE 



ENSAYO BIOGRÁFICO DE JOSÉ HERAS ROLDÓS 1ª PARTE

                                                                         PRÓLOGO    Tengo que empezar este borrador biográfico de José...